
La vitamina D ha dejado de ser solo la «vitamina de los huesos». Hoy sabemos que cumple múltiples funciones en el organismo: modula el sistema inmunológico, regula la presión arterial, influye en el estado de ánimo e incluso desempeña un papel protector frente al cáncer y la resistencia a la insulina.
Sin embargo, su déficit es alarmantemente común: afecta a más del 40% de la población mundial, y en algunas regiones la cifra supera el 70%. En parte, esto se debe a un estilo de vida predominantemente bajo techo y al uso sistemático de protectores solares, que si bien son necesarios, también bloquean la radiación UV esencial para sintetizar esta vitamina en la piel.
Con la edad, además, la capacidad cutánea para producir vitamina D disminuye, lo que refuerza la necesidad de prestarle atención y buscar estrategias más inteligentes para mantener niveles adecuados.
Y ¿cómo la obtenemos?
La forma más eficaz de sintetizar vitamina D es a través de la exposición solar directa. No basta con pasar tiempo al aire libre si estamos a la sombra o tras un cristal, ya que los rayos UVB –los que activan la síntesis– no atraviesan ventanas.
Hay que tener en cuenta también la temporada del año. En España en inverno, no llegan los rayos UVB por lo tanto no podemos sintetizar Vit D, y en verano hay que tener en cuenta los horarios. Un truco para saber si realmente estoy produciendo Vit D, es ponerse al sol (en días nublados tampoco es posible) y si nuestra sombre es aproximadamente igual de larga que nuestra estatura o menos, SI podemos sintetizar Vit D, en caso de ser más corta, NO.
El estilo de vida moderno, con jornadas mayoritariamente bajo techo, ha reducido drásticamente nuestra capacidad de producir esta vitamina de forma natural. Y cuando finalmente salimos al sol, lo hacemos completamente cubiertos de protector solar, bloqueando también los beneficios. La solución no es prescindir de protección, sino encontrar una rutina de exposición consciente: breves momentos al sol, sin llegar al enrojecimiento, pero con la piel libre para producir lo que necesita. Y tenemos la ayuda perfecta: el Pro Sun D Serum.
¿QUÉ APORTA A LA SALUD CUTÁNEA?
La vitamina D se produce en la epidermis, y desde ahí actúa localmente sobre la piel. A diferencia de la suplementación oral, que puede tener efectos más sistémicos, la producción cutánea tiene un impacto directo y beneficioso sobre la salud de la piel: refuerza su barrera, reduce la inflamación, regula la respuesta inmune local y previene alteraciones relacionadas con el envejecimiento y ciertos tipos de cáncer.
En otras palabras, una piel capaz de generar vitamina D es una piel más fuerte, equilibrada y resiliente.
Los queratinocitos —las principales células de la epidermis— no solo producen vitamina D: también responden a ella. Su forma activa (1,25 D3) promueve la diferenciación celular, es decir, la maduración ordenada de estas células hasta formar una barrera cutánea funcional.
Además, junto al calcio, la vitamina D favorece la expresión de proteínas esenciales que garantizan la cohesión entre células. Esto se traduce en una piel mejor estructurada, más densa y con mayor capacidad de protegernos del entorno.
La piel no es solo una barrera física: también es un órgano inmunológico. Allí reside una compleja red de células que nos protege frente a patógenos, pero que, mal regulada, puede desencadenar inflamaciones crónicas.
La vitamina D tiene un efecto regulador sobre este sistema: calma las respuestas inmunes descontroladas, como las que se observan en la dermatitis atópica o la psoriasis, y refuerza la respuesta defensiva ante microorganismos.
De hecho, su producción local se ha relacionado con una mejor tolerancia cutánea y una menor incidencia de brotes en afecciones inflamatorias crónicas.
Esta vitamina activa proteínas que refuerzan las uniones entre las células, haciendo la piel más resistente frente a agentes irritantes y menos permeable a la pérdida de agua. Lo interesante es que este efecto no se limita a la piel: también se ha observado su influencia en la integridad de otras barreras del cuerpo, como las del intestino y los pulmones.
Por otra parte, el vínculo entre el sol, la vitamina D y el cáncer de piel es complejo. Es cierto que los rayos UV pueden dañar el ADN y desencadenar mutaciones, pero también son el catalizador principal para que la piel produzca vitamina D, un compuesto con claras propiedades anticancerígenas.
Cuando los niveles de vitamina D en la piel son adecuados, las células se autorregulan, evitando divisiones descontroladas que podrían dar lugar a tumores. El problema es que hemos roto este equilibrio: pasamos demasiado tiempo en interiores, y cuando nos exponemos al sol, lo hacemos de forma intermitente y excesiva, sin preparación ni protección adecuada. La clave está en una relación más natural y constante con la luz solar.
¿SUPLEMENTACIÓN, SÍ O NO?
Los suplementos orales pueden ser útiles para corregir deficiencias severas, pero no sustituyen el proceso natural de producción en la piel.
Además, tomar dosis altas por vía oral conlleva riesgos, ya que la vitamina D influye en los niveles de calcio en la sangre, y su exceso puede afectar negativamente al sistema cardiovascular. En cambio, cuando la vitamina D se genera en la piel por efecto del sol, el cuerpo tiene mecanismos autorreguladores que impiden su acumulación tóxica. Es la vía más segura, eficaz y evolutivamente adaptada.
Lo dicho, en casos severos, consultar siempre con un profesional de la medicina.
¿CÓMO FUNCIONA EL PRO-SUN D SERUM?

El Pro Sun D Serum de Esse https://enessencia.es/producto/esse-skincare-pro-sun-d-serum-▷-tratamientos-probioticos es un serum formulado para restablecer parte de esa conexión natural entre piel y sol. Aporta Provitamina D (7-DHC), el precursor de aceite natural de la piel que los rayos UVB fotosintetizan en Previtamina D, y que se convierte en vitamina D3 con el calor corporal.
El objetivo de Pro Sun D Serum no es sustituir al sol, sino aprovecharlo mejor: incluso con exposiciones moderadas, la piel puede producir vitamina D de forma más eficiente. Al hacerlo, mejora su barrera protectora, se reduce la inflamación y se refuerza la inmunidad cutánea.
En definitiva, Pro-Sun D no fuerza un atajo, sino que acompaña a la piel en un proceso biológico que la humanidad ha perfeccionado durante millones de años… y que hoy, en nuestro entorno urbano, necesita un pequeño empujón.